Mañana hará ya cinco meses del nacimiento de Jan. Y el tiempo se ha doblado como plástico derretido...parece que hace nada, pero él está tan grande, tan espabilado... Los detalles se van perdiendo en mi cabeza y lo poco que me queda de sus patadas en la barriga es esperar a tener algún gas por el intestino para que me recuerde a aquella sensación.
Jústamente hoy hace cinco meses ya sabía que era el momento. ¿Os lo cuento? Esto va a ser largo...
El día 11 de septiembre a las 7 de la mañana me desperté y lo vi bastante claro...tenía pequeñas contracciones y estaba expulsando líquido. No fue como en las pelis con aquellos "He roto aguas" seguidos de cascadas, para nada. Porque en mi caso no había roto la bolsa, sólo la había fisurado la noche anterior (el domingo se desprendió el tapón mucoso y el lunes me caí de culo al romperse una silla, así que supongo que ahí la bolsa se debió fisurar. Y si no, lo cuento igual, así la gente se ríe de mi un rato). Cuando tienes una fisura de bolsa vas perdiendo líquido poco a poco, como si tuvieras pérdidas de orina, que muy probablemente hayas ido expentando durante el embarazo, así que puede ser un poco confuso para algunas mamis.
Por mi parte ahí estaba, cambiándome de ropa interior con más frecuencia que una fan de Justin Bieber. Se lo comenté a Albert, mi marido, y decidimos tomárnoslo con calma. Las contracciones eran muy espaciadas y en caso de fisura de bolsa hasta las 12 horas no te tienen que poner antibióticos (siempre que la bolsa se ve rota hay peligro de infecciones para el bebé) Así que comimos tranquilamente y después de comer y preparar las cuatro cosillas necesarias, nos fuimos al hospital. (hospital universitario Arnau de Vilanova, centro público y de una calidad excelente, por cierto)
Por mi parte ahí estaba, cambiándome de ropa interior con más frecuencia que una fan de Justin Bieber. Se lo comenté a Albert, mi marido, y decidimos tomárnoslo con calma. Las contracciones eran muy espaciadas y en caso de fisura de bolsa hasta las 12 horas no te tienen que poner antibióticos (siempre que la bolsa se ve rota hay peligro de infecciones para el bebé) Así que comimos tranquilamente y después de comer y preparar las cuatro cosillas necesarias, nos fuimos al hospital. (hospital universitario Arnau de Vilanova, centro público y de una calidad excelente, por cierto)
Llegamos a urgencias y nos hicieron pasar inmediatamente. Me miraron un poquillo (lo peor de todo el parto son los tactos, acordáos bien, ¡son mucho peores que las contracciones) y me dijeron que efectivamente tenía la bolsa fisurada, pero que claro, no estaba aún de parto y no había dilatado nada...tenía que esperar. Nos dieron una habitación y allá nos fuimos a relajarnos y a aguantar las contracciones (cada 10 minutos) hasta que llegaran las 7 de la tarde, cuando me administrarían los antibióticos.
En el hospital, última foto de la barriga :)
Para llevar mejor las contracciones pedí un balón de gimnasia (de esos grandotes que se usan en clases de pilates, y tal) En mi hospital y en muchos otros, los tienen disponibles. Y aunque yo tenía (y tengo) uno en casa con el que había ido practicando, decidí usar el del hospital para no ir con el balón a cuestas (que no se ni si cabría en el coche).
Pues para mi sorpresa, una vez con el balón, intenté sentarme para hacer los ejercicios aprendidos en las clases de preparto...¡Uff! ¡Qué mal! ¡Y yo que lo tenía tan claro! Con el balón me sentía más incómoda y aguantaba peor la contracción, así que en ese momento no me sentí cómoda y que el balón, no funcionaba para mi ( para muchas mamis, si, ¡ojo! que cada una en el momento del parto es un mundo)
Pues para mi sorpresa, una vez con el balón, intenté sentarme para hacer los ejercicios aprendidos en las clases de preparto...¡Uff! ¡Qué mal! ¡Y yo que lo tenía tan claro! Con el balón me sentía más incómoda y aguantaba peor la contracción, así que en ese momento no me sentí cómoda y que el balón, no funcionaba para mi ( para muchas mamis, si, ¡ojo! que cada una en el momento del parto es un mundo)
Y ahí empecé a tomar concienca. Yo tenía la mente muy abierta a cualquier cosa que pudiera pasar en el parto. Es decir: yo quería un parto natural, vaginal y lo menos medicado posible. Pero a la vez, y poniendo por delante el bienestar de Jan, no me importaba que el parto se desviara de ese rumbo.
Quería dilatar con ayuda del balón (primer FAIL para mi)
Quería dilatar en las bañeras de las que dispone el hospital (segundo FAIL, ya que con la bolsa rota no puedes llevar a cabo esa práctica por riesgos de infección)
Quería no usar epidural (luego os cuento el FAIL)
Quería que no me tuvieran que inducir el parto (FAAAAAAIIIIL)
Quería que no me tuvieran que administrar oxitocina para acelerar el parto (otro FAIL más)
Y no sigo porque no quiero hacer más spoilers. ¡Leed hasta el final, coñe!
Vamos, que en ese momento me di cuenta que todo lo que quería ya no era posible. ¡Pues nada! me dije. ¡A disfrutar todo lo que pueda!
Allí seguía yo contando y cronometrando contracciones apoyada en los pies de la cama del hospital, mientras Albert se partía entre la incómoda butaca y abanicarme a cada contracción, cuando apareció la enfermera para administrarme los antibióticos. Con mi vía en el brazo, el suero y los antibióticos empezaba a parecer Anakin Skywalker y su mano biónica.
Las largas esperas de Albert
Me volvieron a pasar a la sala de dilatación. Donde me volvieron a mirar para decirme que toooooodo seguía igual. Así que me administraron prostaglandina, que para que nos entendamos, es como un támpax finito (que vi las estrellas cuando me lo pusieron....en serio, las contracciones eran un oasis comparado con los tactos de aquel ginecólogo, suerte que después de esto acabó su turno) que administra esa hormona. Sirve para ayudar a madurar el cuello uterino y con suerte acelerar las contracciones para desencadenar el parto. Osea, que me lo empezaron a inducir. ¿Por qué? porque llevaba demasiadas horas con la bolsa rota, hay muchos peligros de infección para el bebé y para la mamá y evidentemente, sin líquido amniótico, el bebé no puede sobrevivir en el útero. Mi cuerpo no tenía ganas de ponerse de parto y no era necesario correr más riesgos.
Volví a la habitación para pasar una noche en vela (evidentemente no cené, no tenía ganas) con contracciones que se animaban y se desanimaban contínuamente.
A las seis/siete (aquí el tiempo empiezo a recordarlo de manera confusa) me vinieron a buscar para echar una ojeada ooootra vez. Para entonces y tras 24 horas sin dormir, haciendo un considerable esfuerzo físico y sin más alimento que el suero fisológico estaba muy, muy, muy cansada. Las piernas no me sostenían, sólo era capaz de temblar (y temblar muy "a saco", asustaba un poco ver el cuerpo tan descontrolado). Ahí, debo confesar que me derrumbé, y cuando me preguntaron que tal se me cayeron las lagrimillas y murmuré un..."bueno, cansada" (es lo más malo que recuerdo del parto, no el dolor, porque no lo percibí tan bestia como te lo venden, si no el cansancio) Muy amables, las comadronas me pasaron a una cama , me monitorizaron y todo el rollo para decirme que estaba de....¡2 cm! FAAAAAAAAAIIIIIL No estaba lo suficientemente dilatada ni como para poder poner la epidural, y sinceramente, a esas alturas y tan extremadamente cansada necesitaba dormir y descansar como agua de mayo (y Albert también, que el pobre llevaba sin dormir igual que yo y abanicándome allá donde fuera).
Esperamos un poquito, a ver si dilataba lo suficiente. A todo esto yo me mantenía muy tranquila, oía en el monitor los latidos de Jan, su ritmo era el normal y saber que estaba mejor que nadie de los que estábamos fuera me hacía feliz y me tranquilizaba.
No se cuánto tiempo pasó, creo que eran las 4-5 de la tarde cuando estuve lo suficientemente dilatada como para ponerme la epidural
No se cuánto tiempo pasó, creo que eran las 4-5 de la tarde cuando estuve lo suficientemente dilatada como para ponerme la epidural
Ya más descansados con la Epiudural
Verdades sobre la epidural: Igual que cualquier otra medicación sólo debe ser administrada si es necesario, ya que al igual que toda medicación puede presentar efectos secundarios y riesgos para madre y bebé.
No se le puede administrar a todas las mujeres. Cuando llegue el momento el ginecólogo determinará si pueden o no administrártela.
Te puedes negar a que te la pongan, de la misma manera que la puedes pedir, pero ojo, no desesperes, no te ofusques y sigue siempre los consejos de comadronas y ginecólogos.
Te puedes negar a que te la pongan, de la misma manera que la puedes pedir, pero ojo, no desesperes, no te ofusques y sigue siempre los consejos de comadronas y ginecólogos.
Sí, es un gran alivio, pero recuerda que no podrás ir al baño, seguramente hasta después del parto...si tienes asuntos que hacer, es el momento. ¡Ah! Y por esa razón no podrás comer ni beber, así que si se te reseca la boca pide gasas empapadas en agua a las enfermeras.
Si haces lo que te dicen no tien por qué doler, piensa que usan un anestésico previo. Notarás un frescor que baja por la columna y ya estarás lista.
Hasta el momento es gratuita. Con los recortes ya corren rumores...
Si quieres saber más visita wikipedia ;) y también puedes leer sobre la Walking epidural que está disponible en algunos hospitales.Hasta el momento es gratuita. Con los recortes ya corren rumores...
A lo que vamos, epidural puesta (más cables, más mujer biónica), adiós dolores, hola descanso. Aproveché para enviar a Albert a mi cama de la habitación, para que pudiera dormir y descansar ya que yo iba a hacer lo mismo en mi cama del box. Las enfermeras, a su vez aprovecharon para administrar Oxitocina (más cables aún) para que no se detuviera el proceso de dilatación, ya que la epidural lo ralentiza bastante y corría el riesgo de volver a la casilla de salida.
Esos momentos de tranquilidad fueron una pasada. Sólo me despertaba cuando me sondaban (para el "pipí", no duele, de hecho, no notas nada) o me medían la temperatura (como hacían cada dos por tres).
Mientras estaba con la epidural fui dilatando más y más, así que cuando Noelia mi comadrona (nunca tendré palabras para agradecerle todo lo que hizo por mi con tanto cariño y comprensión) me dijo que ya estaba de 8 (?) cm y que ya podía ir haciendo pujos, porque el bebé, que venía grandote estaba muy arriba y sin intenciones de bajar, así que íbamos a animarle.
Entre pujos y más pujos del derecho, del revés, con el balón y el culo en pompa, con aplicaciones de calor en los lumbares e inventos varios, dilaté por completo (10cm) pero...
Jan no acababa de bajar del todo y el efecto de la epidural se estaba esfumando.
Como había hecho tanto esfuerzo con los pujos y no lo había notado por la epidural, en cuestión de minutos me sentí cansadísima, temblando de nuevo como una hoja...y volví a derrumbarme.
A esas alturas, a horas de verle la cara a Jan, me veía sin fuerzas para empujar más y temía que le pasara algo al peque. Noelia, me tranquilizó, me cogió de la mano y me presentó las opciones: o bien un par de pujos más y fórceps o si eso no daba resultado, cesárea.
Pese a que deseaba tener un parto vaginal, estaba tan extremadamente cansada que sólo pensaba en la cesárea...pero ¡ojo! que no os hagan creer que la cesárea es más segura o mejor que un parto vaginal. Conlleva muchos riesgos para madre y bebé y es una intervención quirúrgica a la que sólo se debe recurrir si no hay otra opción.
Me llevaron al paritorio y en mi cabeza ya no pasaba más que las ganas de tener a Jan en brazos. Me olvidé de lo mucho que me oponía a la episiotomía y a los fórceps y me dije "A por todas, valiente. Es el momento"
Hice dos últimos pujos con todas mis fuerzas, Albert, desde fuera (no dejan entrar al papá cuando es un parto instrumentalizado) al oirme creyó que iba a transformarme en SuperSayan....y de repente, a las 22:25 ¡un llanto! poquito, como diciendo, ¡Hola!.
Allí estaba, era la primera vez que le veía y lo recordaré toda mi vida.
Enseguida entró Albert, pesaron y midieron al peque (3'5k 50'5cm) y me lo pusieron encima. Ya buscaba el pecho y así pasamos la primera hora los tres juntos, Albert a mi lado y Jan enganchado al pecho alimentándose por primera vez.
Allí estaba, era la primera vez que le veía y lo recordaré toda mi vida.
Enseguida entró Albert, pesaron y midieron al peque (3'5k 50'5cm) y me lo pusieron encima. Ya buscaba el pecho y así pasamos la primera hora los tres juntos, Albert a mi lado y Jan enganchado al pecho alimentándose por primera vez.
Todo olía a bebé y todo había cambiado. Es muy bestia todo lo que nace en ese momento, además del bebé. Nacen instintos y sentimientos muy muy intensos y una manera de amar muy bestia, sin límites. Y no puedes compararlo con nada que hayas sentido antes. Es mucho más fuerte que el amor romántico o el amor que tienes a tus padres...Es lo mejor que he experimentado en mi vida.
La primera foto juntos
Así que, pese al cansancio maratoniano, las 39h y media de parto, los doce puntos de la episiotomía, las complicaciones que me supusieron esos puntos, la anemia por la pérdida de sangre y todo lo que os haya podido parecer difícil o cansado...repetiría mil veces ese día sin dudarlo.
Esos hoyitos...
Mi consejo más sincero si vais a ser mamás es:
No tengas ningún miedo al parto. No es para nada tan escandaloso como en las películas. Lo que debe dar más miedo que el parto es todo lo que viene después de este, que es criar a un hijo de la mejor manera posible para que sea una gran persona en el futuro.
El dolor es algo muy personal, pero me dio la sensación que desde las contracciones hasta el expulsivo era totalmente soportable...cansado tantas horas seguidas, pero hay cosas mucho peores que un dolor de contracción o de expulsivo (para mi)
El dolor es algo muy personal, pero me dio la sensación que desde las contracciones hasta el expulsivo era totalmente soportable...cansado tantas horas seguidas, pero hay cosas mucho peores que un dolor de contracción o de expulsivo (para mi)
Ve con la mente muy abierta. Puede que tengas muy claro cómo quieres que vaya tu parto, puede que hayas pasado horas redactando un plan de parto, pero las circunstancias pueden hacer que esto varíe.
Confía en el equipo de comadronas y ginecólogos. Se ganan la vida trayendo niños al mundo y siempre querrán lo mejor para ti y para tu bebé.
Confía en el equipo de comadronas y ginecólogos. Se ganan la vida trayendo niños al mundo y siempre querrán lo mejor para ti y para tu bebé.
Hazte con el plan de parto del hospital (tú también puedes hacer uno, pero el del hospital te ayudará a saber como hacen las cosas allí y puede que se parezca a lo tú querías redactar) te dará mucha información que podrás usar, como por ejemplo, en mi caso fue, saber de qué materiales dispone el hospital para ayudar en el proceso de dilatación y poder pedirlos si así lo quieres.
Ten en cuenta que el parto es algo casi milagroso, algo que sólo vivirás una vez (aunque tengas más hijos, cada parto será diferente, nunca podrás repetir el parto de un hijo) relájate y disfruta. Llora, ríe y da rienda suelta a tu ilusión. Si estás cansada, pensar en esos piececitos que pronto te estarás "comiendo" te dará mucha fuerza.
Ten en cuenta que el parto es algo casi milagroso, algo que sólo vivirás una vez (aunque tengas más hijos, cada parto será diferente, nunca podrás repetir el parto de un hijo) relájate y disfruta. Llora, ríe y da rienda suelta a tu ilusión. Si estás cansada, pensar en esos piececitos que pronto te estarás "comiendo" te dará mucha fuerza.
Considera la donación de cordón umbilical (yo lo doné) y si prefieres no donarlo, pide que no sea cortado hasta que este deje de latir (mientras tanto, puedes tener igual a tu peque encima tuyo y él seguirá recibiendo los últimos nutrientes.)
Y por último: Agárrate. Ahora llegan las visitas, el millón de consejos por todas partes, la confusión, la locura....haz caso a tu sentido común y si tienes dudas, pregunta al pediatra.
No hace falta descripción para esta imagen, ¿a que no?
Supongo que me dejo muchos detalles...cosas bonitas, feas o incluso escabrosas, pero algo tendré que dejar para mi, ¿no?
Espero que os haya gustado y que os animéis a contarme vuestros partos o vuestras dudas.
Ya sabéis...
¡Sonreíd Mucho!